Versículo para hoy:

miércoles, 24 de abril de 2024

EL MISTERIO DE LA PROVIDENCIA – JOHN FLAVEL

 

CAPÍTULO 4: CÓMO DEBEMOS PENSAR ACERCA DE LAS PROVIDENCIAS ESPECIALES DE DIOS – Parte 1

1- Piense profunda y largamente tanto como pueda, acerca de las providencias de Dios.

El salmista dijo: “Me acordaré de las obras de Jehová; Sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas. Meditaré en tus obras, y hablaré de tus hechos.” (Sal.77:11-12) Mientras recuerde desde el principio hasta ahora lo que Dios ha sido para usted y lo que ha hecho por usted, su corazón se ablandará antes de que pueda llegar al final de su pensamiento. De no ser así su corazón está endurecido. No hay otra historia tan placentera en todo el mundo como la historia de su vida.

Siga viendo la manera en que Dios le ha guiado hasta que lo entienda mejor. El siervo de Elías siguió mirando al cielo hasta que vio la pequeña nube que pronto cubrió todo el panorama. Así, a primera vista puede que usted no vea gran cosa en algunas providencias, pero después de mirar “siete veces”, verá que su gloria se incrementa cada vez más. Hay que considerar muchas cosas antes de juzgar el valor de un solo acto de la providencia divina. Reflexione -por ejemplo- en el tiempo en que ocurre el evento, la naturaleza personal de un acontecimiento particular, la manera en que un acto de misericordia conduce a otro y además, los medios improbables usados por la providencia. Sobre todas las cosas, debemos pensar acerca del propósito de la providencia, en todo lo que acontece en nuestras vidas. “Y sabemos que a los que a Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien, es a saber, a los que conforme al propósito son llamados.” (Romanos 8:28)

Finalmente, la providencia está estrechamente relacionada con la oración. Cuando Dios nos guía a pedirle algo en oración y nos contesta, es como si la providencia estuviera guiada por nuestras oraciones.

2- Piense en cómo la Palabra de Dios es cumplida por la providencia

Josué pudo decir al pueblo de Israel: “No se ha perdido una palabra de todas las buenas palabras que Jehová vuestro Dios había dicho de vosotros...” (Josué 23:14) Esta es la verdad respecto a todo el pueblo de Dios. Si estamos inquietos acerca de lo que nos está pasado, deberíamos ver lo que la Palabra de Dios dice sobre estas cosas, y muy pronto nuestras mentes encontrarían descanso. El salmista encontró esta misma verdad cuando fue al santuario de Dios y escribió: “Comprendí la postrimería de ellos.” (Salmo 73:17)

Es para nuestro propio beneficio apegarnos a las reglas y normas de la Escritura. Cuando lo hacemos, los eventos de la providencia nos muestran en donde nos desviamos. Igual como cuando David pecó tan horriblemente y la providencia divina le mostró su error. (2 Sam.12:11,12) La Palabra de Dios nos dice que es mejor confiar en Dios que confiar en el hombre. Efectivamente, la Escritura maldice a cualquiera que pone su confianza en el hombre y no en Dios. (Salmo 118:8; Jeremías 17:5) ¡Cuán grandes son las promesas divinas de que la providencia cuidará a los piadosos! Nos dicen que no hay ningún hombre que haya dejado su casa o sus posesiones por causa del Evangelio, que perdiera cosa alguna. (Marcos 10:29,30) El apóstol Pablo es un ejemplo de uno que dejó todo para seguir a Cristo. Pablo habla de sí mismo como: “no teniendo nada, mas poseyéndolo todo”. (2 Cor. 6:10) Desde aquel entonces hasta el día de hoy, muchos millares han encontrado que al obedecer y confiar en las promesas de Dios han sido suplidos con más de lo que tenían antes.

La Palabra de Dios declara que en cualquier condición en que se encuentren los creyentes, Dios nunca les desamparará ni los dejará. (Hebreos 13:5) Estará con ellos aún en la angustia. (Salmo 91:15) Pregúntese a sí mismo: ¿Dios me ha dejado bajo la presión de mis cargas? Puede que se haya sentido como David cuando dijo: “Al fin seré muerto algún día por la mano de Saúl...” (1 Samuel 27:1) Pero igual como él, usted ha sido librado de sus problemas y las promesas de Dios se han cumplido al pie de la letra. Leemos que la Palabra de Dios es el único apoyo y alivio en el día oscuro de la aflicción (Salmo 119:50,92) y que para este propósito fue escrita la Palabra. (Rom.15:4) ¿No ha sido confirmada esta verdad por miles de experiencias? Si la providencia le ha mostrado tales promesas y le ha asegurado que el Señor le ama, entonces ¡el peso de sus cargas es menos que antes! También la providencia confirma la Palabra que dice que la única manera de incrementar nuestras posesiones es por medio de dar alegremente a otros como al Señor. (Proverbios 11:24,25; 19:17)  La mejor manera para gozar de la paz y la tranquilidad mental consiste de obedecer la Palabra escrita y encomendarnos en todo lo que le concierne al Señor. (Salmo 37:5-7; Proverbios 16:3) No estoy diciendo que los creyentes nunca estarán afligidos. Tampoco afirmo que Dios siempre castiga cada pecado de inmediato. (Si lo hiciera así, ¿Quién podría mantenerse? Salmo 130:3) Pero lo que afirmo es esto: Cuando Dios disciplina a sus hijos lo hace en su misericordia. Por medio de tales providencias, tanto las amenazas como las promesas de la Palabra de Dios son cumplidas.

3- Asegúrese de ver a Dios como Aquel que causa y dirige todos los eventos de la providencia

Dios es “el Padre de misericordia y el Dios de toda consolación.” (2 Cor.1:3) Y “vuestro padre celestial sabe que de todas esas cosas habéis menester.” (Mat.6:32) Usted solo tiene que decirle lo que necesita para estar libre de la ansiedad. (Fil.4:6) Observe la sabiduría de la libre gracia de Dios, la cual es el medio a través del cual las misericordias divinas le llegan. Todas ellas le llegan por medio de la sangre de Cristo y del pacto de la gracia. (1 Cor.3:22-23)

Nunca olvide que Dios es soberano. Dios es un ser mucho más grande que usted, el Todopoderoso quien hace según le place. (Sal. 115:3) Hace unos cuantos años usted ni siquiera existía. Cuando a Él le plació traerle a usted al mundo, usted no tuvo nada que ver en cuanto al lugar o la condición en la cual habría de nacer. 

Debemos ver también a Dios en las providencias tristes. Vea la gracia y la bondad de Dios en todos los acontecimientos tristes. Aún en los momentos más oscuros podemos ver dos clases de la bondades de Dios: 

  • Primero: misericordia en no acabar con el mundo.
  • Segundo: misericordia en preservar a su pueblo para el mundo venidero. Entonces vea la sabiduría de Dios en todas sus aflicciones. La duración y la cantidad del sufrimiento son tales que no lo dejan a usted desamparado. Vea estas cosas y hágase la pregunta que Dios hizo a Jonás: “¿Te enojas tanto por la calabacera?” (Jon. 4:9) La fidelidad del Señor significa que no fallará en disciplinar cuando fuera necesario, ni desamparará a su pueblo mientras que la aplica. (1 Ped. 1:6 y 2 Cor.4:9) 
¿No puede ver usted más en Dios, que en cualquier persona o cosa que hubiera perdido? Él es la Roca de la eternidad, “El mismo ayer, hoy y por los siglos.” (Heb.13:8) Podría ser que dos o tres días hayan efectuado un cambio triste en sus circunstancias; pero Dios es todavía el mismo de siempre, el tiempo no hace ningún cambio en Él. “Se seca la hierba, se marchita la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.” (Isa. 40:8)

martes, 23 de abril de 2024

EL MISTERIO DE LA PROVIDENCIA - John Flavel

CAPÍTULO 3: POR QUÉ DEBEMOS PENSAR PROFUNDAMENTE ACERCA DE LA PROVIDENCIA ESPECIAL DE DIOS

Habiendo visto cómo Dios cuida a su pueblo mediante una providencia especial, ahora encontramos que Él nos manda pensar seriamente acerca de sus hechos, especialmente en tiempos difíciles. 

Hacerlo fortalecerá nuestra fe. (Mat.6:28) No hacerlo desagradaría a Dios. (Sal.28:4-5)

 Si uno no se fija correctamente en la providencia de Dios, ninguna alabanza podría ser dada a Dios por ello. En el Salmo 107 nos habla del cuidado providencial de Dios para con su pueblo en tiempos de problemas (vers.4-7); o presos por sus pecados (vers.10-14); enfermos a causa de sus transgresiones (vers.17-20); marineros en medio de tormentoso mar (vers.23-30); hombres hambrientos en la sequía (vers.33-40). Los hombres son llamados a alabar a Dios por su providencia en cada uno de estos casos. En el versículo 43 el salmista dice: “¿Quién es sabio y guardará estas cosas y entenderá las misericordias de Jehová?”

Por la observación de estos hechos nuestra fe será fortalecida. David fue animado por los hechos de la providencia en el pasado para seguir adelante a más victorias en el futuro. “Jehová que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, Él también me librará de las manos de este filisteo.” (1 Sam.17:37) Pablo habla en la misma manera: “Dios... El cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará de tan grande muerte.” (2 Cor.1:10) Los discípulos fueron regañados por Cristo porque no recordaron ni entendieron los milagros de alimentación a las multitudes con unos cuantos peces y panes. (Mat.16:9-10)

lunes, 22 de abril de 2024

EL MISTERIO DE LA PROVIDENCIA - John Flavel

CÓMO DIOS OBRA PROVIDENCIALMENTE EN NUESTRAS VIDAS
Capítulo 2
- parte 3

La providencia nos guarda del mal

La providencia nos guarda de los feroces ataques que Satanás hace a nuestras almas. Dios ha prometido que “Dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” (1 Cor.10:13) En un mundo de pecado, la providencia de Dios detiene el mal de la pecaminosa naturaleza humana a fin de que no se desborde como una enorme inundación. Cuando los hombres de Sodoma estaban llenos de malos deseos afuera de la casa de Lot, fueron repentinamente cegados e impedidos por la providencia. (Gen. 19:11) Abigail fue movida a salir para recibir a David justo a tiempo para detenerlo de matar a su esposo Nabal y a sus hombres. (1 Sam.25:34) Cuando el rey bueno Josafat quería hacer amistad con el rey malo Ocozías, Dios le detuvo de hacerlo destruyendo sus naves. (2 Cron.20:35-37)

Piense seriamente por un momento. Su naturaleza pecaminosa lo ha arrastrado hacia el pecado y sin embargo la providencia le ha guardado de caer. Como el apóstol lo dice: “Cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.” (Stg.1:14) Se encontraron a sí mismos como plumas en el viento de la tentación. Igual como el salmista, casi se deslizaron sus pies; por poco resbalaron sus pasos. (Sal.73:2) Cuán triste habría sido si el Señor no le hubiera rescatado tan misericordiosamente de tantas tentaciones. Le digo que son innumerables las misericordias de Dios que usted ha experimentado en tales actos de Su providencia. Entonces, sea agradecido y no piense que el hecho de haber escapado del pecado ha sido por accidente ni tampoco debido a su propia sabiduría y vigilancia. “Conservaos en el amor de Dios.” (Jud. 21) “Sobre toda cosa guardada guarda tu corazón.” (Prov. 4:23)

La providencia nos guarda de la enfermedad y el peligro

Hay muchos peligros rondándonos en este mundo. En 2 Corintios 11:23-27, el apóstol Pablo nos dice cuántas veces estuvo en peligro y cercano a la muerte. La providencia nos mantiene vivos, aunque a menudo estemos enfermos. El ojo es una pequeña parte del cuerpo, pero hay muchas enfermedades que lo pueden afectar. No obstante el Creador nos ha dado varias defensas naturales, incluyendo el párpado para protegerlo. David oró: “Guárdame como la niña de tus ojos.” (Sal.17:8)

Muchas personas que viajan en alta mar han visto las obras maravillosas de la providencia. El salmista habló de ellas en el Salmo 107:23-30. Aquellos que han pasado muchos años como marineros han estado en medio de grandes peligros y cercanos a la eternidad todos los días. Tienen motivos para alabar al Señor por su bondad y sus maravillosas obras para con los hombres.

La historia nos da innumerables ejemplos de vidas preservadas por la misericordia de Dios y creo que la mayoría de nosotros podríamos hablar de tales providencias en nuestra propia experiencia. Considere lo que usted debe a la providencia por haberle protegido hasta el día de hoy. Piense en cómo todas las partes de su cuerpo han sido cariñosamente protegidas de los daños, aun cuando fueron usados antes de su conversión para cumplir propósitos pecaminosos. ¡Cuán grandes han sido la misericordia y la paciencia divina para con ustedes!

¿Por qué ha obrado la providencia este tierno cuidado hacia usted? Con el fin de que usted usara su cuerpo en el servicio de Dios. Si usted es un creyente, su cuerpo es una parte de lo que Cristo compró; actualmente está bajo el cuidado de los ángeles y participará de la gloria y de la felicidad del mundo venidero. (1 Cor. 6:20; Heb.1:14; Fil. 3:21) Por lo tanto ¡Cuán razonable es que nuestros cuerpos sean usados y aun gozosamente desgastados en el servicio de Dios!

La providencia de Dios nos ayuda a ser más santos

Se le dijo al pueblo de Dios que ellos deberían estar “muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús.” (Rom. 6:11) El Espíritu Santo quien vive en nosotros nos ha dado el deseo de mortificar el pecado en nuestros cuerpos, y nos ayuda para hacerlo. La sabiduría de Dios por medio de la providencia obra con el Espíritu para producir el mismo efecto.

Pablo se quejaba de “la ley del pecado que está en mis miembros” (Rom. 7:23), y cada creyente descubre tristemente que cada día es así. Pero el Espíritu en el creyente resiste estas tendencias pecaminosas desde dentro y la providencia obstaculiza nuestro camino por fuera para guardarnos del pecado. (Oseas 2:6 y 2 Cor.12:7) A menudo Dios deja que caigamos en problemas tales como la enfermedad o alguna otra cosa a fin de que veamos y sintamos el poder del pecado que mora en nosotros y seamos traídos nuevamente a Él. El salmista dijo: “Antes que fuera yo afligido, descarriado andaba; mas ahora guardo tu palabra.” (Sal.119:67) Algunas veces los afectos del pueblo de Dios son puestos en las cosas buenas de este mundo. El corazón de Ezequías fue puesto en sus tesoros y después de mostrarlos orgullosamente a los hombres de Babilonia, el profeta Isaías le dijo que pronto se perderían. (Isa.39) El buen rey David amaba a su hermoso pero necio hijo Absalón con un amor demasiado grande. Dios usó la repentina y cruel muerte de Absalón para mostrarle a David su error. (2 Samuel capítulos 15-19)

El pecado que todavía permanece en nosotros se manifiesta como orgullo. Cuando somos honrados, el orgullo de nuestros corazones crece de tal manera que un buen hombre ha dicho: “El que me alaba, me hiere.” También nuestros corazones pecaminosos nos dan grandes esperanzas de felicidad y contentamiento en las cosas de este mundo. Igual como Job decimos: “En mi nido moriré, y como arena multiplicaré mis días.” (Job 29:18) Cuán pronto tales esperanzas llegan a su fin repentinamente por la acción de la providencia divina. Los mejores hombres dependen de las cosas que les son dadas para su confort en lugar de depender de Dios mismo. Así los hijos de Israel dependieron de Egipto pero Dios hizo que Egipto les fallara y los hiriera. (Eze.29:6-8) A veces Dios permite que un miembro querido de nuestra familia muera. En esta manera, Dios vuelve el amor de nuestros corazones para que descansen solamente en Él.

Entonces, para concluir este capítulo les pido que consideren con asombro los sorprendentes tratos de Dios para con nosotros. Mis pensamientos sobre este punto son resumidos por David en el Salmo 144:3 “Oh Jehová, ¿Qué es el hombre para que en él pienses, o el hijo del hombre para que lo estimes?” Salomón pensó de la grandeza de Dios y dijo: “Los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerlo.” (2 Cron.2:6) El profeta Isaías declaró que: “Las naciones le son como la gota de agua que cae en el cubo, como menudo polvo en las balanzas le son estimadas... como nada son todas las naciones delante de Él.” (Isa.40:15 y 17) Cada hombre es tan pecaminoso y tan indigno, aún en su mejor condición, que su vida es un show vano y sus años son como nada ante los ojos de Dios.

¡Cuán maravilloso es, que este gran Dios piense en nosotros y obre a favor de nosotros en todas sus providencias! No nos necesita sino que es completamente feliz en Sí Mismo sin nosotros. No le podemos añadir nada. Él nos escogió gratuitamente por su gracia y su amor eterno, para ser su querido pueblo. Si David pudo decir en el Salmo 8:3-4: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos; la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre para que lo visites?” Cuánto más podemos decir nosotros: “cuando consideramos a Su Hijo, a Su Único Hijo amado, Quién es grande y bueno más allá de nuestros mejores pensamientos, Señor, ¿Qué es el hombre, para que tal Cristo muriera por él?”

Sus misericordias son “nuevas cada mañana”. (vea Sal.145:9 y Lam.3:23). La providencia es como una fuente de la cual fluyen todas las bondades de Dios, en relación con las cosas de esta vida y la vida venidera, en forma pública y privada, en eventos ordinarios y extraordinarios, demasiado numerosos para contarlos. En todo lo que sucede a los creyentes, los ángeles nos están cuidando. (Heb.1:14)

sábado, 20 de abril de 2024

EL MISTERIO DE LA PROVIDENCIA - John Flavel

 
CÓMO DIOS OBRA PROVIDENCIALMENTE EN NUESTRAS VIDAS

Capítulo 2 - parte 2

La providencia obra en nuestra vocación en esta vida

La providencia tiene su mirada puesta en nuestro bienestar, tanto en este mundo como en el mundo por venir. Vivir en la flojera no es vivir honestamente, como la Escritura claramente dice en 1 Tes.4:11-12. No es una misericordia pequeña poseer un trabajo honesto y lícito. En ocasiones Dios llama a hombres para su servicio mientras están laborando en su vocación ordinaria. Amós y David eran pastores cuando Dios le hizo a uno profeta y al otro rey. (Amós 7:14-15 y Sal. 78:70 y 71) Pedro y Andrés eran pescadores cuando Cristo les llamó para ser “pescadores de hombres”. (Mat. 4:18-19)

Algunas personas se quejan de que su trabajo es demasiado difícil y que les quita mucho tiempo. Yo contesto que la sabiduría de la providencia vio de antemano que este sería el empleo más adecuado y correcto en el cual usted pudiera servir a Dios. Si tuviera más descanso y tranquilidad, podría tener más tentaciones y quizás su salud no sería tan buena. “Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho, coma poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia.” (Ecle.5:12) Si tiene deseos espirituales, usted puede disfrutar de la presencia de Dios aún en su trabajo y tendrá un tiempo libre durante el día cuando pueda orar y pensar en su Palabra.

Si usted es creyente, Dios le ha prometido que nunca le dejará. (Heb. 13:5) La providencia ha ordenado aquella posición en este mundo, que es lo mejor para su bien eterno. Se nos manda estar contentos con lo que tenemos, aunque pueda ser que no tengamos más que la ropa y la comida necesaria. (1 Tim. 6:8)

El mandamiento dado a Adán en Génesis 3:19 es también para nosotros hoy en día. Debemos trabajar con todas nuestras fuerzas, en cualquier cosa que hagamos. Debemos tener cuidado de no descuidar nuestra relación con Dios por el deseo de enriquecernos. “Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas.” (1 Tim. 6:9) Es Dios quien da el poder para obtener las riquezas. (Deut.8:18) No acepte ningún trabajo sobre el cual no pueda orar y pedir la bendición de Dios. (Sal.37:4-5) Esté satisfecho con la posición y el trabajo en los cuales la providencia lo ha colocado. La providencia es más sabia que usted y ha planeado todas las cosas para su bienestar eterno. Usted puede estar seguro de ello.

La providencia en nuestra vida familiar

La providencia desempeña un papel especial en encontrar a nuestra pareja, y posteriormente en concedernos hijos. Esto se ve claramente en el caso de Abraham buscando una esposa para Isaac (Gen.24); en el don del niño Samuel concedido a Ana (1 Sam.1:20); en el nacimiento de Juan el bautista, hijo de Zacarías y Elizabeth. (Luc.1:13-14) Hay mucho de la providencia que se manifiesta al proveernos una pareja adecuada resultando en un matrimonio tranquilo y feliz. Esto es especialmente destacado cuando uno de los dos es el medio para traer el bienestar espiritual y eterno al otro. “Porque ¿Qué sabes tú, oh mujer, si quizás harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizás harás salva a tu mujer?” (1 Cor. 7:16) Cuando la pareja es creyente, cuán maravillosa fue la providencia que los condujo a una relación tan cercana, el uno con el otro en la tierra, y a la esperanza de la salvación eterna en el cielo.

Gran número de hombres y mujeres no pueden disfrutar de estas buenas cosas. Si estas bendiciones le han sido concedidas a usted, no deje de agradecer a Dios y de vivir una vida que le alabe a Él. El Señor espera recibir la alabanza cuando usted tenga confort. Pronto la muerte desintegrará la familia; entonces, viva de tal manera que el día de la separación sea dulce.

Beneficios providenciales para nuestras familias

Usted sabe de las promesas de Dios para con su pueblo: “Los leoncillos necesitan y tienen hambre; pero los que buscan a Jehová, no tendrán falta de ningún bien.” (Sal.34:10) Seguramente “Ha dado alimento a los que le temen; para siempre se acordará de su pacto.” (Sal.111:5). Las misericordias de Dios “nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.”(Lam.3:23) Jacob le llamó “El Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día.” (Gen. 48:15)

Le pido que se fije en el camino de la providencia para con usted desde el primer día hasta ahora para que pueda ver cuán bueno ha sido Dios para usted. A veces Dios bendice secretamente un poco y hace que sea suficiente para nosotros y nuestras familias. Así ocurrió con Elías el profeta. (1 Rey.17:8-16) Muchas otras personas en tiempos más recientes han encontrado que Dios les manda dinero o comida justo cuando más lo necesitan. La sabiduría de la providencia se manifiesta al suplir nuestras verdaderas necesidades, y no otorgándonos cada cosa que deseamos. “Mi Dios pues suplirá todo lo que os falta.” (Fil.4:19) La sabiduría de la providencia se ve también por la forma en que estas necesidades son suplidas. No se nos dan al instante todas las cosas que necesitamos. Tenemos que orar y creer a fin de que la bondad de Dios sea manifiesta más claramente cuando estas necesidades son suplidas.

Déjeme pedirle nuevamente que no se olvide del cuidado y la ternura de la providencia, las cuales usted ha experimentado en tantas y distintas maneras. ¡No desconfíe de la providencia para el futuro! Esto es lo que los hijos de Israel hicieron. Ellos dijeron: “He aquí ha herido la peña, y brotaron aguas, y torrentes inundaron la tierra; ¿Podrá dar también pan? ¿Dispondrá carne para su pueblo?” (Sal.78:20) ¡Cuánta incredulidad aún después de haber visto el poder de Dios obrando a favor de ellos en tantas maravillosas maneras! Entonces, esté contento con la posición en la cual la providencia le ha colocado. Y si sobrevienen problemas, ore a Dios en su tiempo de necesidad y Él no lo olvidará. (Isa.41:17 y Fil.4:6) Las aves del cielo no saben dónde encontrarán su próximo alimento, pero Dios provee para ellas. (Mat.6:26) Recuerde su relación con Cristo y sus promesas para usted, y estará satisfecho con lo que tiene.

jueves, 18 de abril de 2024

EL MISTERIO DE LA PROVIDENCIA - John Flavel

 

CÓMO DIOS OBRA PROVIDENCIALMENTE EN NUESTRAS VIDAS

Capítulo 2-parte 1

La providencia en nuestro nacimiento

David alabó las obras maravillosas de Dios cuando pensó en la manera en que Dios le formó y conoció cada detalle de su pequeño cuerpo, aún antes de que naciera. (Sal.139:13-16) Pero el cuerpo es solo el exterior de la persona. Dios también hizo a los seres humanos con la capacidad de amar y pensar, y en este sentido y otros, somos hechos a la semejanza de Dios. Fíjese qué tan bien ha obrado la providencia en los primeros días de su vida en este mundo, le ha conducido a través de muchos peligros, hasta llegar al lugar que Dios se propuso para usted.

La providencia en el tiempo y el lugar de nuestro nacimiento

Dios ordenó el tiempo y el lugar donde usted nació. No todos los países son igualmente placenteros para vivir y aquellos que viven en un lugar donde Dios es adorado verdaderamente y las buenas noticias de salvación por su Hijo Jesucristo son anunciadas abiertamente, han sido favorecidos en forma especial por la providencia.

La bondad de la providencia se ve en aquellos cuyos padres fueron creyentes. Sus oraciones, sus enseñanzas y su ejemplo les estimularon a buscar el conocimiento de Dios y la vida eterna. Pero aún en aquellos cuyos padres no fueron creyentes, se ve la providencia especial manifestada en darles el deseo de conocer a Dios cuando todos en su derredor no tuvieron tal deseo y se opusieron a Dios y a sus caminos.

La providencia en nuestro nuevo nacimiento

La providencia se ve más claramente en la forma en que Dios hace volver a los hombres y mujeres de su forma de pensar, y les da un conocimiento real de Él mismo. Este es el mayor beneficio que uno jamás pudiera recibir de la providencia; y le gustará pensar y hablar sobre ello. La experiencia de Jacob en Bethel fue siempre muy dulce en sus pensamientos. (Gen.28:10-22) Otros creyentes también han tenido su “Bethel”, su lugar donde Dios impresionó profundamente sus corazones, el cual nunca olvidarán.

La extraña y maravillosa manera en que la providencia obra trayendo personas al conocimiento de Dios se ve en muchos ejemplos de la Biblia. Una niña que fue llevada en cautiverio de la tierra de Israel fue dada como sierva a la esposa de Naamán quien era capitán del ejército del rey de Siria. Esta muchacha habló a su ama del poder de Dios manifestado por medio del profeta Eliseo, y así Naamán fue curado de su lepra. (2 Rey. 5:3)

Cristo tuvo que pasar por Samaria y al mediodía descansó en el pozo de Jacob. Un gran número de buenas providencias resultaron de ese acontecimiento “ordinario”. Primero la mujer samaritana fue convertida y después muchas otras personas de aquella ciudad. (Jn.4:4-42)

Felipe se acercó al carro del eunuco justo en el momento cuando estaba preparado para recibir la primera luz del conocimiento de Cristo, pues se encontraba leyendo el libro del profeta Isaías. (Hech. 8:26-35) Desde los tiempos antiguos la providencia ha usado muchas y distintas maneras para llevar a los hombres a Cristo.

Una página de un buen libro que fue utilizada para envolver una compra del mercado fue el medio usado para convertir a un predicador en Gales. La lectura de un buen libro a menudo ha sido el medio para traer a personas a Cristo. En ocasiones los predicadores estimulados por un motivo u otro han cambiado su sermón a última hora, y algunos de sus oyentes han sido traídos al conocimiento del Salvador. Algunos carceleros han sido convertidos por medio de las palabras de hombres buenos encarcelados, como por ejemplo el carcelero de Filipos en los tiempos de Pablo. (Hechos 16:25-31)

Hombres malvados han asistido a escuchar a un predicador con el fin de burlarse y causar problemas, pero Dios intervino convenciéndoles de sus pecados y conduciéndolos a buscar el perdón. Conocí a un joven que vino a Inglaterra en un barco procedente de los Estados Unidos. El joven trató de suicidarse y estaba muy cerca de morir. Lo vi en la mañana, después de su intento de quitarse la vida y le hablé de la necesidad de arrepentirse y creer en Cristo para recibir la vida eterna. El joven invocó a Dios pidiéndole que obrara este cambio en su alma. Me fui sin la esperanza de volver a verlo en este mundo, pero lo encontré aún vivo por la tarde. Me dijo que el Señor le había ayudado a arrepentirse de sus pecados, pero que algo le mantenía todavía inquieto. Me preguntó si sería eficaz la sangre de Cristo para él puesto que al intentar suicidarse había derramado su propia sangre. Le contesté que Cristo derramó su sangre aún por algunos de los que con manos inicuas derramaron la sangre de Cristo, algo peor de lo que él había hecho. Entonces me dijo, “Iré a Cristo para que haga conmigo lo que quiera”. La siguiente mañana, ante la sorpresa de todos, estuvo bastante mejor y más tarde se recuperó completamente. Por fin regresó a los Estados Unidos y un amigo me escribió que Dios había realizado una obra grande en él. ¡Cuán extraños son los caminos de la providencia al guiar a los hombres a Cristo!

Tal como la providencia ordena extrañamente los eventos cuando despierta las almas, así también esta obra continúa hasta que las almas son completamente salvadas. Yo recuerdo la historia de un hombre que fue convertido de su mala manera de vivir y de sus malas compañías. Pero pasado algún tiempo fue tentado a regresar al camino del mal. La providencia le condujo a ver su condición, trayendo a su mente el Proverbio 1:24-26. Estaba muy inquieto pensando que su pecado no podría ser perdonado. Pero Dios le enseñó en la Escritura Lucas 17:4 y esto le produjo una paz firme en su mente y en su corazón. Había una buena mujer que sentía que Dios le había dejado. Poco después se encontró en un estado de desesperación tan profunda que rehusaba todo consuelo. Un día un ministro del evangelio fue a verla. Ella tomó un vaso de la mesa y dijo: “Estoy tan segura de ser condenada, como es seguro que este vaso se quebrará al dejarlo caer.” Ella arrojó el vaso hacia el suelo con toda su fuerza, pero ante la sorpresa de ambos, el vaso no se quebró. El ministro le mostró que esto era la obra de la providencia y desde ese entonces su estado mental se mejoró grandemente.

Ahora, ¿Está usted tan agradecido como debería de estarlo por esto, el favor más grande de todos, es a saber su nuevo nacimiento? Hay muchas clases de misericordias dadas a los hombres por la mano de la providencia, pero ninguna como ésta. Piense cómo la providencia tenía un propósito para su bienestar eterno cuando usted ni siquiera lo entendía. Los pensamientos de Dios no son los nuestros, pero como el cielo es más alto que la tierra, así sus caminos son más altos que los nuestros, y sus pensamientos más altos que los nuestros. (Isa.55:8-9) Zaqueo no tenía ninguna idea de lo que le pasaría cuando subió al árbol para ver pasar a Cristo por el camino. Cuán cariñoso fue el propósito que Cristo tenía para él. Cristo fue a la casa de Zaqueo convirtiéndose no solo en su invitado, sino también en su Salvador. (Luc.19:2-10) Cuán poco pensó usted en el propósito de la providencia cuando usted acudió por una razón u otra a escuchar la predicación de la palabra de Dios. Esto le trajo a usted el mensaje de la salvación. Muchas cosas buenas llegan a los hombres por la mano de la providencia, pero no hay nada que se compare con este bien espiritual (el nuevo nacimiento). Este bien especial procede del amor especial de Dios y es concedido solo a los escogidos de Dios. (1 Tes.1:4-5) Así la salvación fue hecha absolutamente segura. Mientras que usted ve hacia atrás al tiempo cuando fue escogido por Dios antes de la fundación del mundo, también puede ver hacia adelante cuando su salvación será completa. Este bien espiritual es eterno; todavía quedará aun cuando padre, madre, familia, posesiones, salud y la misma vida se hayan ido.

miércoles, 17 de abril de 2024

EL MISTERIO DE LA PROVIDENCIA - John Flavel

 

EL CUIDADO ESPECIAL DE DIOS PARA SU PUEBLO

CAPITULO 1 - parte 3

Si todas estas cosas son meros accidentes ¿Cómo es que concuerdan tan exactamente con las Escrituras en todos los detalles?

¿Suspende Dios milagrosamente el poder de las causas naturales? Esto no es ningún accidente, sino que es conforme a la Palabra: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en tú.” (Isa.43:2) ¿Obran las causas naturales para el beneficio del pueblo de Dios? Esto está de acuerdo con la Escritura: “Todo es vuestro... y vosotros de Cristo.” (1 Cor.3:21-23)

Cuando la providencia guarda a los hombres buenos de caer en el mal, o detiene a los malos de hacer el mal, la verdad y la certeza de las siguientes escrituras quedan verdaderamente manifiestas: “el hombre no es el señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos.” (Jer.10:23) “El corazón del hombre piensa su camino; mas Jehová endereza sus pasos.” (Prov.16:9)

Cuando las cosas malas que los hombres han hecho, se vuelven en su contra, entonces se manifiesta la verdad del Salmo 9:16 “En la obra de sus manos fue enlazado el malo.” Ciro, cabeza del imperio persa, dejó libre al pueblo de Dios porque la Escritura decía que debía hacerlo, aunque fue en contra de sus propios intereses (Isa.45:13). Toda la gente en el mundo siempre cumple los propósitos de Dios, aún cuando no quieran hacerlo.

Si todas estas cosas suceden por casualidad, ¿Cómo es que ocurren exactamente en el tiempo oportuno?

El Antiguo Testamento está lleno de ejemplos de tales sucesos. A Agar le fue dicho del pozo de agua cuando pensaba que su hijo Ismael iba a morir de sed. (Gen.21:16 y 19) El ángel llamó a Abraham y le mostró un carnero para el holocausto justamente cuando estaba a punto de matar a su hijo Isaac. (Gen.22:10-14) Al rey Saúl le fue dicho: “los filisteos han hecho una invasión al país” justamente cuando estaba a punto de prender a David y matarlo. (1 Sam.23:27) 

Noticias de un ataque de otra dirección provocaron al ejército asirio su retiro de Jerusalén, justamente cuando se aprestaban a avanzar contra la ciudad. (Isa.37:7-8) Cuando el complot de Amán contra los judíos estaba listo para ponerse en acción, “aquella noche se le fue el sueño al rey.” (Est.6:1) Muchas cosas similares que ocurrieron al pueblo de Dios en años posteriores, pudieran ser citadas como más evidencias, de la manera muy exacta en que la providencia obró a favor de ellos.

Si estas cosas son meramente accidentales, entonces ¿Cómo es que suceden en relación con las oraciones de los creyentes quienes saben que han recibido respuestas muy claras a las peticiones particulares que han hecho? (1 Jn.5:15)

El siervo de Abraham oró por encontrar una esposa para Isaac. Su oración fue contestada exactamente en conformidad con las palabras que él usó. (Gen.24:14 y 46) Los hijos de Israel clamaron al Señor cuando faraón y los egipcios los perseguían, y el mar Rojo se dividió enfrente de ellos. (Ex. 14:10) El rey Asa se enfrentó con un numeroso ejército mucho más grande que el suyo y clamó al Señor su Dios. Él dijo: “Oh Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas. Ayúdanos, Oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos y en tu nombre venimos contra este ejército.” (2 Crón.14:11) Cuando Pedro fue encarcelado, la Iglesia oró de día y de noche por él. Vea cómo sus oraciones fueron contestadas en Hechos 12:1-12.

¿Quién puede decir que las providencias de Dios no enseñan que Él es un Dios que escucha y contesta las oraciones? “Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con Él.” (2 Crón.16:9).

martes, 16 de abril de 2024

EL MISTERIO DE LA PROVIDENCIA - John Flavel 1677 en Inglaterra

 

EL CUIDADO ESPECIAL DE DIOS PARA SU PUEBLO

CAPITULO 1- parte 2

 Si todas las cosas son gobernadas por causas naturales ¿Cómo es que los hombres fueron convertidos del mal camino en el cual corrían a toda velocidad?

Pablo iba camino a Damasco para matar a los creyentes cuando de repente fue tumbado por una luz del cielo. Fue convertido de su mal propósito y posteriormente hecho apóstol de Jesucristo (Hech.9:1-18). Más tarde, los judíos planeaban matarlo cuando fuera llevado prisionero de Cesarea a Jerusalén. El gobernante Festo (aunque no sabía del complot) decidió juzgar a Pablo en Cesarea y no en Jerusalén, así deshizo sus planes (Hech. 25:1-4).

Agustín, un líder en el cristianismo de la iglesia primitiva, se dirigía a cierto pueblo para enseñar y un guía le acompañaba para mostrarle el camino. El guía se perdió y sin embargo, llegaron sanos y seguros a su destino por otro camino. Después descubrieron que habían escapado de la muerte a manos de sus enemigos quienes los esperaban en el camino normal. ¿Quién puede dejar de ver el dedo de Dios en estas cosas?

Si no hay una providencia dominante ordenando todas las cosas para el bien de su pueblo, ¿Cómo es que el bien o mal que se les hace en este mundo es retornado a quienes traen el bien o el mal sobre ellos?

Cuando faraón ordenó matar a todos los niños recién nacidos de Israel, las parteras de ellos rehusaron obedecer su mandato. Por esto, Dios las trató bien a ellas (Ex.1:21). Rahab ocultó a los espías enviados a Jericó, y fue salvada cuando toda la gente de la ciudad fue destruida (Jos.6:25). La mujer sunamita fue bondadosa con el profeta Eliseo proporcionándole un cuarto para su hospedaje y Dios la bendijo con un hijo. (2 Rey.4:9-17).

Publio, el principal de la isla de Malta, dio hospedaje a Pablo después del naufragio y el Señor de inmediato le devolvió el pago sanando a su padre de una enfermedad. (Hech.28:7-8) En la misma manera, los males hechos contra el pueblo de Dios han sido devueltos a sus enemigos.

Como ya hemos visto, fue el propósito de faraón destruir a los hijos inocentes del pueblo de Israel. Dios le pagó su mal, matando a todos los primogénitos de Egipto en una sola noche. (Ex.12:29) Amán hizo una gran horca para colgar a Mardoqueo, pero Dios ordenó que Amán y sus diez hijos fueran colgados en ella. (Est.7:10) Ahitofel hizo un complot contra el rey David y dio su consejo para derrocar a David. Este mismo consejo provocó su propia ruina. (2 Sam.17:23).

Después de que el cruel emperador Maximus ordenó la completa abolición de la religión cristiana, fue echado a la cama por una terrible enfermedad como Herodes en los días de los apóstoles (Hech. 12:23).

Algunas veces el pago del mal ha sido muy exacto. Cuando Nabot fue muerto, a Acab le fue dicho: “En el mismo lugar donde lamieron los perros la sangre de Nabot, los perros lamerán también tu sangre, la tuya misma.” Y eso fue exactamente lo que pasó. (1 Rey.21:19 y 22:38) Entonces, Las Escrituras son hechas buenas por la providencia. “El que cava foso caerá en El; y al que revuelve la piedra, sobre él le volverá.” (Prov. 26:27) “Con la misma medida que medís, os volverán a medir.” (Mat. 7:2)

lunes, 15 de abril de 2024

EL MISTERIO DE LA PROVIDENCIA - John Flavel 1677 en Inglaterra

EL CUIDADO ESPECIAL DE DIOS PARA SU PUEBLO

CAPITULO 1-parte 1

Cristo es tanto cabeza de su pueblo, como gobernador del mundo entero. Controla los eventos en el mundo para el máximo beneficio de su Iglesia. Mi propósito en esta parte no es el de tratar con aquellos que no creen en Dios. Quiero convencer a todos los que dicen que Dios existe, que las obras especiales de su providencia no son meros accidentes. Hay muchas personas que se identifican como creyentes, que consideran las cosas que ocurren en sus vidas como si solo fueran eventos naturales. Piensan que los asuntos de este mundo y de los hijos de Dios no son gobernados por la providencia, sino por causas naturales. ¡Esto significa vivir como si Dios no existiera! Los que piensen de esta manera deben considerar las siguientes preguntas:

¿Cómo es entonces que en tantas ocasiones, el pueblo de Dios ha sido rescatado del peligro y del mal, por un poder superior al poder de la naturaleza, y aun frecuentemente en una forma contraria al curso normal de la naturaleza?

El agua inunda y ahoga a todo lo que pueda, pero el mar rojo fue dividido y un muro de agua se formó a cada lado para que el pueblo de Israel pasara sano y salvo por en medio. El fuego quema hasta lo máximo de su poder, pero cuando Nabucodonosor, el Rey de Babilonia, echó a los tres judíos piadosos al horno de fuego, la intensa llama no tuvo poder para dañar ni siquiera un cabello de sus cabezas, pero al mismo tiempo mató a quienes les habían echado al fuego.

Es natural que las bestias salvajes y hambrientas maten y coman a los hombres, pero aquellas que se encontraban en el foso donde Daniel fue puesto, pasaron toda la noche sin dañarlo.

Si no son ordenadas por una providencia especial ¿Cómo es que las causas naturales trabajan juntas, de una forma tan extraña, para el beneficio de los creyentes?

En la historia de José hay doce pasos de la providencia a través de los cuales llegó a ser Primer Ministro de Egipto. Si uno solo de ellos hubiera fallado, entonces la historia habría terminado en una forma distinta. En tiempos de Esther, hubo siete actos de la providencia, los cuales se combinaron para producir la caída de Amán y salvar a los judíos de la destrucción.

Dios es capaz de hacer diferentes cosas para cuidar a su pueblo, tal como un trabajador usa toda clase de herramientas en su trabajo. En la misma forma que un artesano toma un trozo de madera rústica y la convierte en una obra de arte, de igual manera las manos más dotadas usan las herramientas en el taller de la providencia.

Si los asuntos del pueblo de Dios no son gobernados por una providencia especial, ¿Cómo es que los medios más poderosos y astutos empleados para su destrucción no tienen efecto, y los medios más débiles e insignificantes empleados para su protección tienen éxito?

Tal fue el gran poder y habilidad usados por faraón en su intento para destruir al pueblo de Israel, que parecería a la razón natural que sería imposible escapar. Los emperadores romanos quienes conquistaron el mundo usaron todo su poder contra la pobre e indefensa Iglesia, ¡Pero la Iglesia sobrevivió! Si la mitad de ese poder hubiera sido empleado contra cualquier otro pueblo, ciertamente lo habría destruido por completo.

Dios hizo buenas sus promesas: “Destruiré a todas las naciones... pero a ti no te destruiré.” (Jer.30:11) “Ningún arma forjada contra ti prosperará...” (Isa.54:17). Por otro lado, cuán débiles e inseguros medios fueron escogidos para plantar el cristianismo en el mundo. Cristo no escogió a hombres de autoridad en las cortes de los reyes, sino doce hombres comunes siendo pescadores los principales entre ellos.

Estos fueron enviados no juntos, sino unos a un país y algunos a otro; y no obstante en un corto período de tiempo el evangelio se esparció e iglesias fueron plantadas en los diferentes reinos del mundo. Desde aquel entonces hasta el día de hoy, una providencia especial ha guardado a los creyentes en tiempos de peligro y ha prevenido todos los intentos para destruirles.

viernes, 12 de abril de 2024

EL MISTERIO DE LA PROVIDENCIA - John Flavel 1677 en Inglaterra

 INTRODUCCIÓN 


“Clamaré al Dios altísimo, al Dios que me favorece.” Sal.57:2 (La idea del hebreo es: al Dios que obra todas las cosas para mí.) 

Hay dos maneras en que Dios se manifiesta a nosotros, por su Palabra y por sus obras. La gran gloria de las obras de Dios en la creación y en la providencia consiste en que confirman lo que Él ha dicho en su Palabra escrita. 

Hay un gran deleite para el pueblo de Dios en observar la providencia divina. La providencia no solo les lleva al cielo, sino también, trae el cielo a sus corazones ahora. El más sabio Dios dirige todo providencialmente para su propia alabanza y la felicidad de su pueblo, aunque todo el mundo esté ocupado moviendo sus velas y remando en una dirección contraria a los propósitos de Dios. Es un enorme placer fijarse en cómo el mundo lleva a cabo los propósitos de Dios oponiéndose a ellos; cómo hace su voluntad resistiéndola; cómo multiplica su Iglesia esparciéndola. 

Hay goces en la vida cristiana que son demasiado grandes para ser descritos. Entre éstos se encuentra el deleite de estudiar la providencia divina en nuestra propia experiencia personal. Pruébalo por ti mismo, gústalo y verás. No necesitarás más persuasión. “Clamaré al Dios altísimo, al Dios que obra todas las cosas para mí.” (Sal.57:2) 

Cuando David oró la oración citada en este salmo, estaba en peligro de ser muerto por el rey Saúl. (1 Sam.24:1-2) Dios respondió la petición de David rescatándolo del peligro. Dios siempre contesta las oraciones de sus hijos. Esta obra de Dios en todos los aspectos de nuestras vidas, tanto en los asuntos pequeños como grandes, la llamamos “La Providencia”. La experiencia de David de que Dios le ayudó en el pasado, le dio esperanza y fortaleza para clamar a Dios en su necesidad. Entonces, los creyentes hoy en día, deberían pensar acerca de cómo Dios ha obrado a su favor en el pasado, de este modo su fe y su esperanza serán fortalecidas. Pero el pueblo de Dios no puede entender todo lo que le sucede en su camino hacia el cielo. Aunque Pedro no entendió todo lo que le estaba sucediendo cuando Cristo lavó sus pies, le fue dicho que lo entendería después. (Jn.13:7) Cuando lleguemos al cielo, veremos no solo que es un bello lugar, sino que además, veremos la belleza del camino por el cual fuimos traídos. Es como cuando observamos las diferentes partes de un reloj. Primero vemos las partes por separado y después vemos el reloj completo, con todas sus partes trabajando conjuntamente. Cuán hermoso será cuando veamos de una sola mirada, el plan entero de la providencia y la razón correcta de cada acto divino. Aunque nuestra vista actual es muy pobre en comparación con la visión que tendremos desde el cielo, no obstante todavía hay mucha dulzura en ella, la cual puedo llamar “un poco de cielo”.

jueves, 11 de abril de 2024

CRISTO ES EL TODO - J. C. Ryle (1816-1900)

“Cristo es el todo”. Colosenses 3:11


Otras formas en que “Cristo es el todo”

Podría fácilmente añadir otras cosas, si el espacio lo permitiera. El tema es
inagotable. Apenas he tocado la superficie. Hay minas de verdades preciosas
relacionadas con lo que he dejado sin decir.

Podría mostrar cómo Cristo debe ser el
todo en toda iglesia visible. Los espléndidos edificios, los numerosos servicios religiosos, las hermosas ceremonias y las
multitudes de pastores ordenados, no son nada ante los ojos de Dios, si el Señor Jesús
mismo no es honrado, magnificado y exaltado en todos sus oficios. La iglesia en que
Cristo no “es el todo”, no es más que un cuerpo muerto.

Podría mostrar cómo Cristo debe ser el todo en todo ministerio cristiano. La gran
obra que los pastores ordenados tienen la intención de hacer, es exaltar a Cristo.
Debemos ser como el asta en que se colgó la serpiente de bronce en el desierto. Somos útiles en la medida en que exaltamos al gran objeto de nuestra fe y útiles en esa medida solamente. Debemos ser embajadores para llevar las buenas nuevas del Hijo del Rey a un mundo rebelde; pero si sólo les enseñamos a los hombres a pensar más en nosotros y nuestros oficios que acerca de él, no somos dignos de ocupar ese oficio. El Espíritu nunca honrará al ministerio que no da testimonio de Cristo, que no hace que Cristo sea “el todo”.

Podría mostrar cómo el lenguaje usado en la Biblia, para describir los distintos
oficios de Cristo parece no tener fin. Podría describir cómo las figuras que se usan
para referirse a la plenitud de Cristo, tampoco parecen tener fin: El Sumo Sacerdote, el
Mediador, el Redentor, el Salvador, el Abogado; el Pastor, el Médico, el Novio, la Cabeza, el Pan de Vida, la Luz del Mundo, el Camino, la Puerta, la Vid, la Roca, la Fuente, el Sol de Justicia, el Precursor, el Fiador, el Capitán, el Príncipe de la Vida, el Amén, el Todopoderoso, el Autor y Consumador de la fe, el Cordero de Dios, el Rey de los Santos, el Maravilloso, Dios fuerte, el Consolador, el Obispo de las almas, estos y muchos más, son nombres que la Biblia da a Cristo. Cada uno es una fuente de instrucción y consuelo para todos los que están dispuestos a beber de ella. Cada una de estas descripciones es importante para meditar con provecho.


Conclusiones prácticas

Confío en que he dicho lo suficiente como para arrojar luz sobre el punto que
quiero dejar claro en la mente de todo el que lee estas líneas. Confío en que he dicho lo suficiente como para mostrar la inmensa importancia de las conclusiones prácticas con las que ahora termino el capítulo.

1- Absoluta inutilidad de una religión sin Cristo

¿Es Cristo “el todo”? Entonces aprendamos acerca de la absoluta inutilidad de una
religión sin Cristo. Hay demasiados hombres y mujeres bautizados que prácticamente
no saben absolutamente nada acerca de Cristo. Su religión consiste en unas pocas
nociones vagas y expresiones vacías. “Confían en que no son peores que otros.
Ofrendan a su iglesia. Tratan de cumplir con su deber. No le hacen mal a nadie.
Confían en que Dios será misericordioso con ellos. Tienen la esperanza de que el
Todopoderoso perdonará sus pecados y los llevará al cielo cuando mueran”. ¡En eso
consiste la totalidad de su religión!

Pero, qué saben estas personas acerca de Cristo en la práctica? Nada, ¡nada en
absoluto! ¿Qué conocimiento empírico tienen de sus oficios y su obra, su sangre, su
justicia, su mediación, su sacerdocio o su intercesión? Ninguno, ¡ninguno en absoluto!
Pregúnteles acerca de una fe salvadora, pregúnteles acerca de nacer de nuevo del
Espíritu y pregúnteles acerca de ser santificados en Cristo Jesús. ¿Qué respuesta
recibirá? Para ellos, usted es una persona cruel. Les ha hecho preguntas bíblicas
simples. Pero ellos no saben más acerca de ellas, experimentalmente, que un budista o
un mahometano. Y, sin embargo, ¡ésta es la religión de cientos y miles de personas en
todo el mundo que se denominan cristianos!

Si algún lector de este trabajo cabe en esta descripción, le advierto claramente que
tal cristianismo nunca lo llevará al cielo. A simple vista, todo parece ir muy bien. Puede
parecerlo en la sacristía, en el lugar de trabajo, en la Cámara de los Comunes o en las
calles. Pero nunca consolará a nadie. Nunca satisfará su conciencia. Nunca salvará su
alma.

Le advierto claramente que todos los conceptos y teorías acerca de la misericordia
de Dios sin Cristo, son ilusiones sin fundamento y fantasías vacías. Tales teorías son
puramente como ídolos inventados por el hombre, como los superhéroes de los
cuentos infantiles. Son terrenales. Nunca tuvieron su origen en el cielo, son inventos
humanos. El Dios del cielo ha señalado y nombrado a Cristo como el único Salvador y
el único camino para ir al Padre. Dios mismo estipuló que todos los que han de ser
salvos, deben serlo por medio de la fe en Cristo. No hay otro mediador entre Dios y los
hombres. Tome nota el lector de esta advertencia sobre su salvación:
UNA RELIGIÓN SIN CRISTO NO SALVARÁ SU ALMA.

2- Cristo y la salvación

Lector, ¿es Cristo “el todo”? Entonces, sepa que es una locura tremenda confiar
para salvación en cualquiera que no sea Cristo. Hay multitud de hombres y mujeres
bautizados que profesan honrar a Cristo, pero en realidad le hacen gran deshonra. Dan a Cristo un lugar determinado en sus creencias, pero no el que Dios le asignó. Para esas personas, Cristo y él solamente, no es “el todo en todo” para sus almas. ¡No!
Más bien confían en Cristo y la iglesia, Cristo y los sacramentos, Cristo y sus
pastores ordenados, Cristo y su arrepentimiento, Cristo y su propia bondad, Cristo y
sus oraciones, Cristo y su sinceridad y caridad.

Si alguno de mis lectores es un cristiano de este tipo, le advierto claramente que su
religión es una ofensa a Dios. Está cambiando el plan de salvación de Dios por un plan
de su propia invención. Está despojando a Cristo de su trono dándole a otro la gloria
que sólo le corresponde a él.

No me importa quién es el que le enseña creencias como las mencionadas o en base a qué enseñanza usted edifica su fe. Aunque fuera un Papa o cardenal, arzobispo u obispo, decano o archidiácono, presbítero o diácono, episcopal o presbiteriano, bautista o independiente, metodista o hermano libre quien añade algo a la salvación, enseña mal. 
Cristo es “el todo” en la salvación.

No importa qué es lo que usted agrega a Cristo. Ya se trate de querer pertenecer a
la Iglesia de Roma, o ser episcopal, independiente, o depender de la liturgia, o de la
inmersión; si hace algo de esto, parte de su salvación, actúa fuera del plan de Dios.
Ponga atención a lo que digo. Tenga cuidado de no darle a los siervos de Cristo, el
honor que sólo le corresponde a Cristo. Cuidado con dar a las ordenanzas del Señor, el
honor debido al Señor. Tenga cuidado cuando confía el descanso de su alma a otra cosa que no es Cristo. confíe solamente en Cristo.

3- Cristo como Señor y Salvador

Vuelvo a preguntar: ¿Es Cristo “el todo”? Entonces, todos los que quieren ser salvos
vengan directamente a Cristo. Hay muchos que sólo saben de Cristo lo que han oído y
creen todo lo que se les dice acerca de él. Aceptan que no hay salvación, excepto en Cristo. Reconocen que sólo Jesús puede librarlos del infierno y presentarlos sin mancha delante de Dios.

Pero nunca parecen ir más allá de este conocimiento general. Nunca echan mano de Cristo para beneficio de sus almas. Permanecen en un estado de desear y querer, de sentir y tienen buenas intenciones, pero nunca van más allá. Comprenden lo que queremos decir y saben que es cierto. Tienen la esperanza de que un día obtendrán todos los beneficios de la verdad; pero en la actualidad, no reciben ningún beneficio. El mundo es su “todo”. La política es su “todo”. El placer es su “todo”. Sus negocios son su “todo”. En cambio, Cristo no es “su todo”.
Si alguno de mis lectores se identifica con este tipo de personas, le advierto claramente, que su alma está en mal estado. Usted está yendo derecho al infierno en su condición actual, como Judas Iscariote, Acab o Caín. Créame, tiene que haber fe verdadera en Cristo para salvación o, de lo contrario, Cristo murió en vano. No se trata de mirar el pan que alimenta al hombre hambriento, sino de realmente comerlo. No es contemplar el bote salvavidas, sino entrar en él. No basta con saber y creer que Cristo es un Salvador que puede salvar su alma, a menos que exista una relación auténtica entre usted y él. 
Tiene que ser capaz de decir: “Cristo es mi Salvador porque he acudido a Él por fe y lo he aceptado como mi Salvador personal”.

“Gran parte de la fe cristiana”, dijo Lutero, “consiste en la habilidad de utilizar pronombres posesivos. ¡Si tomas de mí la palabra ‘mi’, tomas de mí a Dios!”.
Preste atención al siguiente consejo y actúe en consecuencia. Deténgase y deje de esperar sentimientos imaginarios que nunca llegarán. No dude, creyendo que debe obtener primero al Espíritu y luego acudir a Cristo. Levántese y venga a Cristo tal y como es. Él le espera y está dispuesto a salvarle. Él es el médico designado por Dios para sanar las almas enfermas de pecado. Trate con él como lo haría con su médico acerca de la cura para una enfermedad física. Hable con él directamente y dígale todos sus anhelos.

Decídase a hablar con él hoy mismo y clame pidiendo al Señor Jesús que le dé perdón y paz, como lo hizo al ladrón en la cruz. Dígale a Cristo: “Señor, acuérdate de mí” (Lc. 23:42). Dígale que usted ha oído que él recibe a los pecadores y que usted es uno de ellos. Dígale que quiere ser salvo y pídale que lo salve. No descanse hasta que, realmente, haya probado que el Señor es benigno. Haga esto y si usted actúa realmente en serio, encontrará, tarde o temprano, que “Cristo es el todo”.

4- Confíe en Cristo para recibir más bendiciones

Vuelvo a preguntar: ¿Es Cristo el todo? Entonces trate con él creyendo realmente en
él, apoyándose y confiando en él mucho más de lo que lo ha hecho hasta ahora.
Desafortunadamente, ¡hay muchos hijos de Dios que viven sin gozar de todos sus privilegios! Hay muchas almas cristianas auténticas que se privan de la paz que podrían disfrutar y se privan de sus misericordias.
Hay muchos que tienen fe, la obra del Espíritu Santo en sus corazones o a Cristo, pero sin sentirlo, sin que sea parte de sus sentimientos y, por ello, no alcanzan la plenitud del evangelio de paz. Hay muchos que progresan poco en su búsqueda de la santidad y brillan con una luz muy tenue. ¿Y a qué se debe todo esto? Simplemente a que de cada veinte personas, diecinueve no dejan que Cristo sea el todo en todo.

Quiero hacer un llamamiento a cada creyente: Le ruego por su propio bien, que se
asegure de que Cristo sea realmente su todo en todo. Renuncie a todo lo que tiene, a
sus propias ideas, sus prejuicios, su egoísmo y todos los demás estorbos para que Cristo
sea “el todo en todo” (ver Mt. 16:24, Lc. 14:33).
¿Tiene fe? Es una bendición inestimable. Bienaventurado el que está dispuesto y
ansioso por confiar en Jesús. Pero, asegúrese de que su fe no ocupe el lugar de Cristo.
No descanse en su propia fe, sino en Cristo.
¿Ha obrado el Espíritu en su alma? Gracias a Dios por ello. Es una obra que jamás
puede ser desechada. Pero, ¡cuidado, no sea que, sin darse cuenta, esté haciendo un
Cristo de la obra del Espíritu! No dependa de la obra del Espíritu para su salvación,
sino de la obra de Cristo.
¿Tiene sentimientos interiores de fe y experiencia de la gracia? Gracias a Dios por
ello. Hay miles de personas que no tienen más sentimiento espiritual que un gato o un
perro. Pero, ¡tenga cuidado, no sea que haga un Cristo de sus sentimientos y
sensaciones! Estos no son cosas seguras porque dependen de nuestro estado de ánimo, nuestro entorno y nuestras circunstancias externas. Descanse sólo en Cristo.
Aprenda, le suplico, a parecerse cada vez más al gran objeto de su fe, Jesucristo, y a
mantener sus ojos en él. Haciendo esto, descubrirá que va creciendo en la fe y todas las demás gracias, aunque el crecimiento puede ser imperceptible en el momento. El
arquero habilidoso que quiere exhibir su destreza no mira la flecha, sino el blanco. ¡Me
temo que, por desgracia, hay todavía una gran dosis de orgullo e incredulidad
arraigada en el corazón de muchos creyentes! Pocos parecen darse cuenta de lo mucho que necesitan un Salvador. Al parecer, son pocos los que entienden cuánto le deben.

Pocos parecen comprender cuánto lo necesitan cada día. Pocos son los que saben lo
sencilla que es la fe de un niño y, por ende, no pueden confiarle sus almas. ¡Pocos
parecen tener conciencia de cuánto les ama el Señor y lo dispuesto que está a ayudar a los pobres y a los débiles! Y pocos, consecuentemente, conocen la paz y la alegría, la fuerza y el poder para vivir la vida santa que se encuentra en Cristo.

Lector, si su conciencia le dice que es culpable, cambie de rumbo, cámbielo y aprenda a confiar más en Cristo. A los médicos les encanta ver a los pacientes que vienen a consultarlos; su consultorio es para recibir a los enfermos y, si es posible, sanarlos de su enfermedad. Al abogado defensor le encanta desempeñar su vocación. El esposo es feliz cuando su esposa confía en él y reconoce su papel como cabeza del hogar; se deleita en atenderla y promover su comodidad. Y a Cristo le encanta que su pueblo se apoye en él, que descanse en él, que recurra a él y que permanezca en él.

Aprendamos y esforcémonos por vivir cada vez más unidos a Cristo. Vivamos en
Cristo. Vivamos a Cristo. Vivamos con Cristo. Vivamos para Cristo. Solo así, 
demostraremos que tenemos plena consciencia de que “Cristo es el todo”. Al hacerlo,
sentiremos una gran paz, y alcanzaremos más de esa santidad, “sin la cual nadie verá
al Señor”. Hebreos 12:14